domingo, 8 de noviembre de 2009

La privatización eléctrica y las inundaciones

La privatización eléctrica y las inundaciones


Antonio Gershenson

En el momento en que, al extinguir Luz y Fuerza del Centro (LFC), los funcionarios dijeron que no se iba a privatizar la industria, estamos cumpliendo dos años de las grandes inundaciones de Tabasco y también de Chiapas. Este año es del fenómeno meteorológico El Niño, que corresponde a menos lluvias en el sureste. Y, en efecto, llueve menos, obviamente mucho menos que hace dos años.



Sin embargo, ahí están las inundaciones. Las obras que se llegaron a iniciar están retrasadas, y además eran insuficientes. En el mismo río Grijalva, donde ocurrieron las peores inundaciones en 2007, se iban a colocar, otra vez, costales de arena. Ya dijimos que eso no sirve, que se requieren diques de concreto armado. La experiencia lo ha confirmado, y las “obras”, como las del Plan Hídrico Integral de Tabasco, siguen no sólo retrasadas sino dejando todo para el último momento y sin ir al fondo. En los últimos días de septiembre ya se empezaban a inundar zonas bajas de la cuenca del Grijalva, como Torno Largo.



A principios de noviembre ya se inundan zonas, sobre todo al poniente, hasta llegar a Veracruz, estado también afectado en esa área. Para el 5 de noviembre ya se reportaban 50 mil afectados, y las zonas inundadas ya alcanzaban nuevamente afluentes del Grijalva. Al día siguiente, el número de damnificados había aumentado a más del doble.



Hemos dicho una y otra vez que los ríos se azolvan, su fondo se llena de lodo, de basura, de piedras y también de arena de los costales que, en medio de bombo y platillos, mandaron colocar las diversas autoridades involucradas. Desde entonces, y desde antes, debieron haberse desazolvado, dragado, los ríos involucrados, empezando por el Grijalva. Pero van décadas sin que entren dragas a hacer ese trabajo en ninguno de los ríos. Y se niegan tercamente a que se construyan contenciones de concreto armado para resolver el problema a fondo, entre ambas medidas, dragado y diques.



¿Por qué los costales de arena que pusieron en ocasiones anteriores no siguen ahí? Pues es obvio que no duran, que no sirven.



Habíamos señalado que el darles preferencia para entrar a la red eléctrica a las empresas privadas, que generan a partir del gas natural que, obviamente, es muchísimo más caro que el agua de los grandes ríos, y permitir que se llenen demasiado las presas, fue la causa original de las inundaciones de hace dos años. Pero nunca se sacaron del fondo el lodo, la arena, las piedras y la basura que se acumularon. Entonces, los ríos ya tienen menos capacidad para llevar agua y, aunque sea con menos lluvia, se desbordan y vienen las inundaciones.

Entonces, es mentira cuando, al “extinguir” a LFC, dicen que no van a privatizar. Menciono el caso de las inundaciones porque las estamos volviendo a tener. Pero en la misma zona de trabajo de LFC hay ahora empresas privadas, con personal que no tiene equipo de seguridad, “arreglando” la red eléctrica aunque los apagones estén a la orden del día.



Todo indica que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) contrató a esas empresas, que vienen de varios estados y cuyo personal no conoce la red de la zona central. Pero la CFE no está oficialmente a cargo de nada. Fue un decreto publicado en el Diario Oficial el que extinguió a LFC (ilegalmente, porque en este caso se requería acuerdo del Congreso, como una modificación de la ley), pero no hay hasta la fecha ningún otro decreto que diga quién va a ocupar su lugar.



Si lo hicieran, la CFE debería actuar como patrón sustituto y tratar con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), titular del contrato colectivo de trabajo de LFC. Por eso quieren formar un “minisindicato” con unos cuantos ex trabajadores de esa empresa para luego tratar de “reconocerlo” como representante de las decenas de miles de trabajadores despedidos de hecho. Charrismo de la más vieja escuela, que ha operado desde tiempos de Miguel Alemán. Vamos a ver si ahora lo pueden lograr.



Por lo pronto, vamos a ver qué sucede el próximo miércoles 11 de noviembre. Se trata de un conjunto de movilizaciones, en ocasiones con paro, de una forma que, creo, no se había visto. La variedad de los participantes y de las formas de participación es mayor que la de los casos anteriores.



Un agregado de última hora. El fallo judicial, anunciado después de las 10 de la noche del viernes, frenando los intentos de liquidar trabajadores, sindicato y contrato colectivo, no sólo es mérito de la juez y de quienes participan en la movilización. Es también mérito de los abogados, sean los que participan directamente o con su apoyo, y que fueron necesarios para lograr esta victoria, una más contra viento y marea.



gershen@servidor.unam.mx

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