miércoles, 4 de noviembre de 2009

Francia llora al padre de la antropología

SOCIEDAD


Francia llora al padre de la antropología

Claude Lévi-Strauss, el etnólogo más influyente del siglo XX y precursor de la ecología, fallece a unas pocas semanas de cumplir 101 años

04.11.09 - FERNANDO ITURRIBARRÍA
CORRESPONSAL. PARÍS


Francia llora a su mayor pensador del siglo XX. La intelectualidad gala ha quedado huérfana de su figura más destacada e influyente en el mundo de las ideas. Claude Lévi-Strauss, padre de la antropología moderna, pionero del estructuralismo y precursor de la ecología, falleció el pasado viernes o sábado, según las distintas fuentes, a pocas semanas de cumplir 101 años el próximo 28 de noviembre.

La noticia fue divulgada ayer por la Escuela de Altos Estudios Sociales y por su editor, Plon, que no precisaron las causas ni el lugar del deceso. El anciano sabio, cuyos restos ya han sido inhumados en Lignerolles (Borgoña), no participó en persona el año pasado en los actos conmemorativos del centenario de su nacimiento dada su avanzada edad.

El etnólogo rehabilitador del pensamiento primitivo, visionario de conciencia universal, nació en Bruselas de padres judíos oriundos de Alsacia que se instalaron en París cuando tenía unos cuantos meses. Catedrático de Filosofía con sólo 23 años, el revolucionario de las ciencias humanas y sociales descubrió su vocación por la etnología al leer 'Primitive Society', obra en la que el estadounidense Raymond Lowie narra sus vivencias en las sociedades indígenas.

En 1935 aceptó un puesto de profesor de Sociología en la Universidad de Sao Paulo y emprendió una larga expedición durante varios meses con su mujer por el Mato Grosso brasileño al encuentro de tribus primitivas. Relató esta experiencia fundacional en el libro 'Tristes trópicos' (1955), obra maestra que le hizo mundialmente célebre con un trabajo de campo excepcional y una ingente producción intelectual centrada en el estudio teórico.

Víctima de las leyes antisemitas del régimen colaboracionista con los nazis de Vichy, el nieto por parte materna del gran rabino de Versalles encontró refugio en 1940 en la neoyorquina Fundación Rockefeller, donde trabó amistad con el lingüista Roman Jakobson. «Yo hacía estructuralismo sin saberlo. Jakobson me reveló la existencia de un cuerpo doctrinario ya constituido en disciplina: la lingüística. Para mí fue una iluminación» solía recordar un pensador que firmaba entonces como Claude L. Strauss para diferenciarse de la firma de ropa tejana. «Viví varios años en Estados Unidos con el apellido mutilado. Esta desgraciada homonimia no ha cesado de asediarme como un fantasma. Todavía no pasa un año sin que reciba, en general de África, un pedido de vaqueros», se lamentaba.

Apasionado de la música

Lévy-Strauss sentó las bases del estructuralismo antropológico para poner de manifiesto las normas y las leyes rectoras de las relaciones sociales, el lenguaje, la creación artística y unos mitos a cuyo estudio, como relatos estructurantes de la continuidad del grupo y de la especie, consagró buena parte de su vida. Teorizador de las infraestructuras inconscientes modeladoras de las relaciones familiares, en especial a través de la ley del incesto, en dos discursos memorables pronunciados en la Unesco en 1952 y 1971 demolió las pretensiones científicas del racismo y desprestigió la idea en boga de una civilización única basada en un progreso unilateral a la medida de Occidente.

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